Acabo de cambiar de decisión para hacer una entrada con esto haciendo al mismo tiempo un reporte sobre Zona Maco 09 para mi clase de Pintura. (Pistas: Recuerden que soy Enlace- MUAC y ahora se presenta el Proyecto Axolótl)
"Algo que creo es digno de resaltar fue una pequeña experiencia que en un par de horas me dio una gran lección. Iba leyendo en el transporte público, un tanto cansada porque lo estuve esperando casi una hora, y cuando estoy de esos ánimos no puedo concentrarme, así que renuncié a mi lectura y me puse a revisar el panorama. Repentinamente distinguí a lo lejos una cabellera rubia que me pareció familiar, y provocó que me enderezara de mi asiento y asustara a la mujer de las gafas sentada detrás de mí (lo se porque ví su reflejo en el cirstal, cercano al mío), pensé en bajar de inmediato y someterlo a saber mi nombre y a la petición de que me narrase varios episodios de su vida artística para aprender de él, lo hubiera hecho porque se que soy insoportablemnte vehemente, sin embargo, me frenó el recordar que el amigo en cuestión padece Mal de Parkinson a consecuencia de años de adicción a la heroína, y que de seguro si me veía en el museo antes de que me acercase a saludarlo no iba a tener idea de quién soy y me pasaría de largo, entonces yo me pondría triste y y me sentiría desplazada y y y me pondría a llorar (jajaja, cómo creen). Pero pensé bien lo que iba a hacer y decidí seguir con mi camino, sobretodo porque se me estaba haciendo tarde para llegar a la inauguración de Zona Maco aquel miércoles que ahora parece tan lejano, el maravilloso día en el que una chica de 20 años como yo no tenía ni la más remota sensación de lo que estaba a punto de desatarse en la Ciudad y aprendió algo justo a tiempo.
Bien tenía yo sabido que en esa clase de "eventos" nos revolvemos con TODA clase de gente: universitarios, millonarios "artistas", Artistas, snobs, fresas, despistados y reporteros; y aún así hubo muchas cosas que me motivaron a ir y pagar mis $50 pesos (una ida al cine, un sundae doble del Roxy, un libro de tercera mano, etc) para poder ver todas las cosas que nos ofrecen como propuestas artísticas, incluso a pesar de que perdí $100 a consecuencia de mis ansias, y que espero los tenga alguien que los necesitara (para poder costearse dos idas al cine, dos sundaes dobles, un buen libro de tercera mano).
Caso curioso fue el mio al ver a Gabriel Orozco tan cerca de nuevo. La primera vez fue en mi amada ENAP, de donde él es egresado. En esta ocasión su pelo era más blanco, portaba anteojos y volvía a aparecer de negro. "Este hombre es genial, es amado y odiado, logró entrar de lleno al mercado del arte y exponer en Bellas Artes: inmortal; hijo de un artista, kitsch y lujoso, uff..."
Sentada al lado de un sujeto que vi en Coyoacán la semana anterior, y que me embelesó porque es el clon de Jared Followill, permanecí unos segundos contemplándolo fijamente. De seguro siente las miradas, porque volteó a verme y regresó los ojos al frente. De nuevo volteó y volvió a voltear y por un instante nos observamos, entonces tímidamente alejó de nuevo la mirada y levantó las cejas con un nulo intento de sonrisa. Reí y detecté de inmediato su saludo, efectivo para que aproveche tu momento de distracción y desaparezca, que fue lo que hizo. Me di cuenta de que no hubiera sabido qué rayos decirle sin sonar como una chupamedias.
Momentos después estaba atrapada entre una pequeña multitud que mezclaba el aroma de perfumes de Mont Blanc, cabellos forzados a ser rubios, moda ochentera y conversaciones que evidenciaban que pocos atendían a las palabras de la directora Zélika García, una hermosa mujer ataviada con zapatos altos, ropa brillante y colorida, y un porte distinguido perfecto para rematar al clon de Paris Hilton. Entre esta citada multitud estaba presente también un personaje de lo más alejado al mundo del arte, y que causó que aún siga preguntándome qué rayos hacía ahí. Rodeado y acosado por un micrófono y una cámara, comenzó a avanzar el famosísimo entre las amas de casa Juan José Origel, y entonces todos (TODOS) se alejaron del "humilde" panel de Perrier para ir casi corriendo tras él.
¿Perdoooooooooón? ¿Gabriel Orozco está aquí al lado y nadie se acerca a él? ¿O no lo reconocen?
Tampoco se trata de ensalzar a este hombre, pudo haberle sucedido a cualquier otro artista, pero el patético reside en que sucedan estos lamentables en una feria de arte, lamentables por la gente que los protagoniza: personas que no tienen criterio y que no les importa realmente el arte contemporáneo sino "posar" (poser:posar, da lo mismo). Esto sonará como el cliché del "promedio contra el fresa", pero algo que cabe resaltar es el hecho de que son culpables de no ver al arte desde la perspectiva con la que podrían aprender de él, cambiar sus opiniones e ideas, es decir, no pasan por algo llamado "experiencia estética" (y aquí no importa si se trata de una mercancía, yo soy de las fervientes creyentes de que el objeto artístico, incluso el cotidiano, pueden detonar millones de posibilidades) y no se llevan nada. Quizá muy a la manera de Kant sólo cuentan con dos partes: lo agradable y lo "feo".
La gran lección de este día, que estaba por terminar, fue el comparativo. Ver a un artista que dejó su país natal para investigar sobre su principal preocupación: la confrontación de lo mecánico con lo orgánico; viviendo apegado a la tierra casi como un salvaje y creando piezas hermosas basado en nuestro país. Un hombre que a la distancia delata su situación física, sus miembros se mueven por impulsos desconocidos y sus ojos raramente contemplan fijamente al frente, que aparentemente nos impide profundizar en él hasta que llegamos a su maravillosa (y valiosa) obra, que a propósito ya es denominada pública también. Cualquiera que lo viera en la calle lo tomaría por un extranjero despistado sin tener idea del hulmilde artista que tiene en frente. Basta con saber que recorría los puestos ambulantes de Calzada de Tlalpan con la curiosidad de un niño mientras un grupo de snobs brindaba por la apertura de un evento del que no iban a ser partícipes directamente y al que no iban a volver. Es la eterna pelea de la pretensión contra la calidad, que contrastan hasta desembocar en estas grandes sorpresas de las que podemos aprender para llevar nuestra línea productiva hacia terrenos más fértiles, donde es más probable alcanzar por mano propia proezas artísticas merecedoras de ser universales y escapar del olvido en el que se estancan aquellos cuyos intereses están lejos de la verdad y la belleza.
domingo, 26 de abril de 2009
Lección de Oro (o Lección de Zona Maco 09)
Publicado por Rapunkzel Rock On! en 20:51
Etiquetas: zona maco 2009 gabriel orozco ulf rollof rapunkzel
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